lunes, 5 de octubre de 2009

Octubre

Más de cuatro décadas han pasado, de un movimiento "estudiantil", legítimo en sus creencias y convicciones (por lo menos eso profesan sus defensores), y que al llamado de "El dos de octubre, no se olvida" congregan a decenas de individuos con el fin de andar por diversos trazos viales de esta caótica ciudad de México, ante la tolerancia de las pseudo autoridades y la indefención de los ciudadanos.

Y frente a todo este caos: ¿Qué es lo que no se olvida? Muchos de los involucrados fueron absorbidos por el mismo aparato político contra el que luchaban, los hemos visto delinquir, realizar actos contrarios a la "ideología" que profesaban ¿A caso ellos no olvidaron? Entonces ¿Quienes son los que hoy en día se manifiestan y porqué?


Son seres vivos que atendiendo al llamado bestial de sus pastores, acuden para agruparse en manada con el fin de andar, por la capacidad de movilidad que poseen, y destruir todo aquello que se atraviesa a su paso. El hecho de coincidir o no, en una idea, resulta intrascendente de no estar acompañado con acciones positivas. Hechos que brinden soluciones para la sociedad. Buscamos respeto, brindemos nuestro respeto, a todo aquello que nos rodea. Ayudar no es brindar una moneda, violentar los derechos de terceros, destruir propiedad pública o privada, agredir a ciudadanos en su persona o en sus bienes y, muchas más manifestaciones propias de quienes las realizan. La tolerancia, no es sinónimo de impunidad; así como, pobre no lo es de ladrón. El actuar de estos es el mejor indicador que expone evidencia del deterioro que sufre la familia, la comunidad, la sociedad, la nación, el estado y de forma concluyente el país.

No podemos, ni debemos ser indiferentes a estos hechos, nuestra contribución debe ser a través de aquello que nos separa de los animales: la razón. Procuremos de nosotros mismos, de nuestra esposa, de nuestros hijos: de nuestro hogar; realicemos de forma honesta nuestra actividad productiva, recordando siempre que debemos tratar a los demás, como deseamos que los demás nos traten a nosotros.

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